Corría el año 1904, en Madrid, en
las cercanías de la Puerta del Sol, en la calle Arenal, tenía su sede el Nuevo
Café de Levante. Como todas las noches, se daban cita la flor y nata de la
intelectualidad y el artisteo de aquellos tiempos. El foco de atención giraba
en torno a la tertulia que cofundara el insigne gallego Ramón María del
Valle-Inclán, y en la que destacaban nombres como los de Ignacio Zuloaga,
Gutiérrez Solana, Santiago Rusiñol, Mateo Inurria, Chicharro, Beltrán Masses o
Rafael Penagos.
Entre las muchas curiosidades y
hechos relevantes que allí sucedieron, viene al caso una anécdota acaecida en
la tarde noche del 13 de mayo de 1904. Tuvo como protagonista al escritor y
médico donostiarra Pío Baroja. Sucedió que discurriendo la tertulia por los
vericuetos de discernir y escudriñar sobre la naturaleza de los españoles y las
distintas clases que había de españoles, el insigne novelista vasco sorprendió
a todos y dijo: «La verdad es que en España hay siete clases de españoles...
sí, como los siete pecados capitales. A saber: los que no saben; los que no
quieren saber; los que odian el saber; los que sufren por no saber; los que
aparentan que saben; los que triunfan sin saber, y los que viven gracias a que
los demás no saben. Estos últimos se llaman a sí mismos políticos, y a veces
hasta intelectuales».
Pues eso. La anécdota, no por
antigua y conocida ha perdido toda su vigencia. Sin más comentarios.
Foto: Caricatura de Pío Baroja
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