Taula de Canis conservada en el Archivo Municipal de Valencia |
La Taula de
Canvis o Mesa de Cambio, fue una institución financiera apareció en el siglo XV
en distintas ciudades de la Corona de Aragón, en respuesta a la necesidades
generadas por el aumento del comercio y los viajes a larga distancia terrestres
y marítimos que unían los puertos mediterráneos. Es el precedente más directo
de los bancos públicos y sustituyó a las legislaciones, romana y visigoda, que
regían hasta entonces. Las primeras Taulas de Canvis aparecen
durante el reinado de Jaime I El Conquistador (1213-1276).
Su finalidad era evitar la morosidad, usura, quiebras y descrédito en las
operaciones financieras. Los Canvistes, hoy banqueros, instalaban sus oficinas
en los lugares que se les designaba de las ferias, al aire libre y bajo
soportales y su infraestructura se componía de un banco y de un simple tablero
de madera, como mesa y soporte de las operaciones financieras y en ella se
contaba el dinero, se hacían pagos y cobros y cualquier otro tipo de
operaciones.
La Taula de Barcelona se creó el 20 de enero de 1401 y es considerado como
el primer banco público de la historia y
dio lugar a los llamados “Usatges” —usos— de Barcelona que eran un conjunto
de reglas o normas, de obligado cumplimiento en las operaciones y transacciones
financieras. En 1407 Martín el Humano autorizó la creación de la Taula de
Canvis i Depòsits de Valencia a imitación de barcelonesa.
Taula de Canvis |
Estas son algunas de las normas que estableció esta primera legislación
bancaria:
El 13 de febrero de 1300
se estableció que cualquier banquero que se declarara en bancarrota sería
humillado por todo el pueblo, por un voceador público y forzado a vivir a base
de una estricta dieta de pan y agua hasta que devolviese a sus acreedores la
cantidad completa de sus depósitos.
El 16 de mayo de 1301 se decidió que los
banqueros estarían obligados a obtener fianzas y garantías de terceras partes
para poder operar, y a aquellos que no lo hicieran no se les permitiría
extender un mantel —tapete— sobre sus cuentas de trabajo. El propósito de ello
era señalar a todo el mundo que estos banqueros no eran tan solventes como
aquellos que usaban manteles, es decir, que estaban respaldados por fianzas.
Cualquier banquero que rompiera esta regla (por ejemplo, que operase con un
mantel, pero sin fianza) sería declarado culpable de fraude, delito que se
castigaba muy severamente.
Sin embargo, a pesar de todo, los banqueros
pronto empezaron a engañar a sus clientes y debido a esos engaños:
El 14 de Agosto de 1321 se estableció que
si el titular de una “Taula de Canvi” engañaba y estafaba a sus clientes, si
falsificaba la moneda, si no cumplía con sus obligaciones, si trabajaba sin
tener fiadores, si hacía un uso indebido del mantel que debía cubrir la taula,
si no pagaba sus deudas, era severamente castigado. Por un lado, in situ y
públicamente, se le rompía la mesa y el banco, y de ahí la expresión de «declarado
en bancarota». Además, era objeto de escarnio y de humillación pública: un
vocero o pregonero municipal se encargaba de denunciar públicamente al
estafador.
Pirograbado de Raquel Maciá que representa a un canvista en la Taula de Canvis |
Existen evidencias documentales de que esto se cumplía. Por ejemplo, el
banquero catalán Francesc Castelló, fue decapitado directamente frente a su
mostrador en 1360, en estricto cumplimiento de la ley.
Suerte tienen los banqueros de este país en que no están en vigor las
normas de obligado cumplimiento que establecieron las “taulas de canvis” para
acabar con la especulación y la corrupción. Sabemos sobradamente que durante
Edad Media, los culpables de cualquier delito pagaban bien cara su falta, cosa
que en la actualidad ocurre de manera totalmente contraria.
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