Hace un año, el casino Tropicana de Atlantic City (Nueva Jersey,
Estados Unidos) tuvo pérdidas. La culpa era de una única persona: un tipo con
apariencia de oficinista normal, llamado
Don Johnson, que en una sola noche le ganó a la casa seis millones de dólares
jugando únicamente al blackjack.
No era el único casino que desplumaba este virtuoso de las cartas: en
seis meses la Bestia del Blackjack, como lo llaman en los casinos
de su país, había ganado unos 15 millones de dólares jugando a este juego que
solo requiere sumar cartas hasta acercarse lo máximo posible al número 21 sin
pasarse.
Ahora que ha pasado un año de esa histórica concatenación de
improbables victorias, la revista The Atlantic ha recuperado
el caso, aportando detalles sobre cómo este hombre de negocios de Pennsylvania
fue capaz de ganar cinco millones
en el casino Borgata antes de sacarse otros cuatro en el Caesar's Palace, a
sumar a los seis del Tropicana.
En el texto, el consejero ejecutivo del Tropicana, Mark Giannantonio,
recuerda cómo esos seis millones perjudicaron seriamente al local y trastocaron
sus ganancias hasta que se quedó
como el segundo casino menos rentable de Atlantic City. Ya conocían el
talento de Johnson con las cartas; le
habían puesto un límite de 100.000 dólares por mano, para que no apostara más (lo
cual no deja de ser algo medianamente considerado: otros casinos del mundo le han prohibido su entrada).
Pero estaban desesperados. Muchos casinos llevan dos años acusando la
crisis económica, perdiendo miles de
millones en cada ejercicio fiscal, y tenían que hacer algo. Así se
volvieron a las llamadas ballenas —los jugadores más
expertos—, los que podían hacerles
ganar mucho dinero, pero también perderlo, con lo elevado de sus apuestas.
Los atrajeron ofreciéndoles regalos y cosas gratis. Johnson tomó nota.
Aquella noche de marzo de 2011, en la que se le vio jugando una mano de blackjack por minuto con apuestas de 400.000 y
800.000 dólares, disparó las alarmas. Entre las docenas de espectadores
que acudían a contemplar el
inmenso paisaje de fichas que acumulaba en mesa, se pudo ver a varios de
los managers del local, estudiando a Johnson, quizá rezando,
por si acaso estuviera haciendo trampas. No las estaba haciendo. Era así de bueno. Cuando acabó la noche,
se llevó los seis millones. Y el Tropicana cerró en números rojos.
Hoy, el estilo de vida de Johnson no ha cambiado mucho a como era antes
de convertirse en millonario. Lo que sí ha cambiado es su vida social. Ahora se
le puede ver en fiestas con Charlie
Sheen o Jon Bon Jovi, o incluso organizando la fiesta de cumpleaños de
Pamela Anderson.
Foto: El Caesar's Palace de Atlantic
City (William Warby)
Fuente: The
Atlantic. (Yahoo noticias)
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